viernes, 9 de enero de 2009

3º Articulo



Viajes de Lujo

Terminadas las vacaciones de Navidad y habiendo retomado nuestro trabajo o nuestros estudios, solamente hay sitio en nuestro pensamiento para una cosa, las vacaciones de Semana Santa.
Vivimos para trabajar y trabajamos para vivir ganando dinero, pero ¿En qué es en lo que lo invertimos? Nuestros mayores caprichos son las casas, los coches y los viajes. Viajar, por definición, significa trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante, por diferentes razones. Destinos como Londres, Roma o Berlín son visitados cada año por miles de turistas tanto Europeos como del resto de los continentes, pero son sin duda los destinos lujosos y paradisiacos los que se llevan la medalla de oro. Lugares como Punta Cana, Hawái o Las islas Seychelles reciben diariamente a nuevos afortunados a quienes la suerte o el dinero les permite disfrutar de hermosas playas de aguas casi transparentes donde el sol luce las 24 horas del día. Pero no todo el mundo puede permitirse el lujo de pagar un viaje valorado en mil euros, y además hospedarse en alguno de los mejores hoteles.
Las vacaciones, para nosotros, son una forma de relajarnos y desconectar de la rutina y una forma de conseguir nuestro objetivo es alojarnos en hoteles, donde todo puede estar a nuestra disposición. Hoteles de 4 y 5 estrellas nos permiten dormir y relajarnos en habitaciones desde las que podemos ver las mejores playas cálidas de la costa o desayunar metidos en grandes jacuzzis o salas de masaje.
Pero, ¿es todo esto necesario para relajarse o pasar unas buenas vacaciones? Ahora que solo se habla de crisis la palabra lujo queda al alcance de solo unos pocos, pero el resto no debemos creer en ese único significado de la palabra" lujo". Pasar unos días con tu familia o amigos hablando o jugando al calorcito de la calefacción, mientras vemos a través de la ventana la nieve caer, es un lujo que pocas personas en el mundo pueden apreciar.

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