jueves, 1 de enero de 2009

LA INFANCIA PERDIDA POR LA GUERRA

El conflicto entre Palestina e Israel no es un tema fácil de tratar, debido a su complejidad en términos ideológicos religiosos e históricos. Esta última semana los ataques por parte de Israel sobre la franja de Gaza han sido incesantes, lo que se ha saldado con cientos de víctimas. Entre esos bombardeos, cabe destacar el ataque a un hospital de niños.
Como en todos los conflictos, son siempre lo más pequeños las víctimas más significativas, y sobre todo vulnerables, porque no tienen recursos para sobrevivir por sí mismos, y son utilizados en beneficio de los intereses de los adultos que su inmadurez e inocencia no les permite comprender.

Los niños no deberían ser víctimas de los misiles lanzados, no son responsables de la situación político –cultural que les ha tocado vivir. El problema es que son el futuro de su pueblo, los encargados de conservar su lengua, su cultura, su religión, su país. Por eso son el punto de mira de los bombardeos, porque es bien sabido que para derrotar a una cultura hay que terminar primero con sus sucesores.

Al igual que en Palestina en otras zonas del mundo, los menores son utilizados para luchar como niños soldados, o para trabajar en minas o en el mercado de la prostitución…
Sus derechos son atropellados y no son respetados. Sin embargo, al igual que sucede con muchos otros problemas humanitarios., en los países desarrollados no actuamos a menos que nos afecte directamente.

Pero, ¿somos capaces de imaginar nuestra infancia o la de nuestros hermanos, primos, hijos.., en la situación infrahumana que padece una gran mayoría de los menores de todo el mundo?, ¿Cómo hubiésemos sido, de haber crecido entre bombardeos, sin familia y una riña internacional por la lucha del poder?

Es por eso, por lo que considero que no deberíamos permitir que los niños padeciesen la codicia de unos países por calmar su conciencia y obtener el poder. Nuestra labor es protegerlos de todos los ataques, permitir que tengan una educación y que sean ellos de mayores quienes decidan su futuro.

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