viernes, 17 de abril de 2009

El último grito

Ha vuelto a ocurrir. La compañía aérea United Airlines anuncia: las personas obesas deberán pagar doble. Por favor, ¡despierta, reacciona!

Digamos que te dan la tarjeta de embarque. Veamos…. asiento 35B. Sí, al fondo a la derecha. Bienvenido a bordo. Avanzas a trompicones por el delgado pasillo del avión y, ¿quién hay sentado en la butaca de al lado, en la de la ventanilla? Acertaste. Una persona obesa. Ahora, ¿cuál es tu reacción? ¿Sorpresa, indiferencia, temor, desagrado?

Piensa lo que quieras pero no servirá si lo que ahora te ronda por la cabeza no concuerda con lo que de VERDAD harías. ¿Somos tan sinceros y buenos como decimos? ¿Mentimos? ¿Decimos en publico una cosa que está bien éticamente pero somos unos farsantes a los que no nos van los problemas? ¿Se trata de ser estable, de no estar ni en contra ni a favor de una postura, nada de radicalidad? ¿Somos lo que decimos que somos? ¿Quiénes somos?

Demasiadas preguntas, ninguna respuesta. Volvamos al tema, no filosofemos tanto. Y ahora, sin filtros de ningún tipo, te pregunto: ¿Te importaría viajar con una persona gorda durante ocho míseras horas de tu vida en un avión?
Si yo fuera esta persona con sobrepeso y viera que a mi lado se ha sentado un maldito turista que no para de mirarme con asco me sentiría mal. Supongo que estaría acostumbrado. Pero aún así, por lo que más quieras, no te debe importar. Piensa en eso que te falta y desconoces, un sentimiento llamado compasión, dedícale a tu compañero una sonrisa afable, saca la revista de la compañía aérea, pide unos cacahuetes y a disfrutar del vuelo.

Zuuuuum.

¿No sientes como que la historia se vuelve a repetir? Ahora ocurre con los aviones pero los autobuses han sido desde siempre escenarios de estas lamentables situaciones. La solución no es cobrar más a la gente obesa. Es un insulto perverso. Es una deshumanización total. Si de verdad nos importa viajar al lado de estas personas deberíamos idear una medida que no ridiculice a nadie. Por ejemplo, instalar asientos más grandes en los transportes para la gente obesa, quienes entenderán la situación, y los demás no estaremos tan apretados.
Y además, en la actualidad el problema se centra en las personas con obesidad, pero esta fobia podría extenderse sobre el resto de grupos sociales, homosexuales, personas con deficiencia intelectual y demás.

Zuuummmmmm.

A todos nos hace falta un buen despertador y salir de este mundo de pesadillas.

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