domingo, 17 de mayo de 2009

JOHN Q


La semana pasada dieron en la tele la película de John Q, que narra la vida de un hombre estadounidense que secuestra un hospital para que a su hijo de trece años le hagan un transplante de corazón. Esta historia no está basada en hechos reales (ni mucho menos), pero aún así, deja al descubierto la cruda realidad del sistema sanitario americano.

             Bien es cierto que alrededor del planeta habrá infinidad de lugares cuyos sistemas son pésimos, pero lo que no me parece normal es que en la mayor potencia mundial (o eso dicen que es) no haya un sistema sanitario como dios manda. Es vergonzoso que por falta de dinero alguien sólo pueda recibir las asistencias básicas y le dejen morir si es preciso, mientras los que no tienen problemas financieros son atendidos con mayor “dignidad”.

             La causante de todo este embrollo no es otra que la pésima distribución de los impuestos, ya que para otras cosas no hay ningún tipo de inconvenientes. Como ejemplo no hace falta más que mirar a la armada de los Estados Unidos, la más poderosa del mundo, obviamente debido a que se destina una gran parte del dinero a ella. Así, queda claro que las prioridades de este país se centran en la guerra y el poder, mientras un montón de personas mueren por carecer de algo tan necesario como un sistema sanitario decente.

             Si los máximos mandatarios aprendiesen de una vez, todo esto debería cambiar radicalmente. Al fin y al cabo, en vez de provocar guerras, más valdría tratar de que no haga falta secuestrar un hospital para no morirse.

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