VALIENTES VIAJEROS

El otro día, cuando volvía a casa alrededor de las once, me crucé con un hombre, inmigrante, que se dedicaba a vender toda clase de artículos, desde música hasta relojes, cinturones y pañuelos. Esta no era la primera vez que veía algo así, y me imagino que tampoco será la última.
Estas personas vienen aquí arriesgando su vida en las pateras ilusionados con un futuro prometedor, soñando con un estilo de vida europeo lleno de comodidades. Pero cuando llegan aquí, ven que no pueden trabajar, porque son ilegales, no tienen papeles. Esto les lleva a admitir trabajos sin ninguna condición laboral y en los peores casos a dedicarse a la venta ambulante, trabajando más de doce horas al día, sin parar de un lado a otro, ya llueva o nieve. Así y todo, su trabajo no es bien compensado, ya que no logran vender demasiado a lo lago del día y los beneficios son escasos. Además, tienen que estar huyendo de la policía continuamente, y es muy complicado para ellos encontrar un alojamiento, tanto económicamente como legalmente. Hay muy pocas personas que alquilen su piso a personas ilegales, y los que lo hacen exigen un gran beneficio a cambio.
Tal vez sería más fácil para ellos conseguir un visado temporal e ir legalizando su situación aquí para poder quedarse definitivamente, pero hay muchas complicaciones en estos trámites. Además, hay mucha gente en contra de la legalización de los inmigrantes, dado a los problemas de desempleo, pero estas personas tienen que entender que si están dispuestos a soportar tan malas condiciones, es porque necesitan urgentemente mejorar su situación, porque la situación que tenían en su país era crítica.
Por ello, deberían tratar de ponerse en su lugar y entenderlos. Son valientes viajeros que lo dejan todo por venir aquí, arriesgando muchísimas cosas, solo por tener la mala suerte de nacer en un mal lugar.