viernes, 1 de mayo de 2009

MISÓGINOS DEL SIGLO XXI


Durante siglos las mujeres hemos sido menospreciadas, víctimas de agresiones, tanto sexuales como psicológicas, esclavizadas y abandonadas en el olvido. La mujer ha sido utilizada como objeto sexual, tratada como si su único objetivo en la vida fuese casarse, parir, criar a sus hijos, servir al hombre y morir.
En el siglo XX hemos avanzado bastante en el campo de la reivindicación de nuestros derechos, entre ellos, las mujeres conseguimos poder botar en 1931 por primera vez en nuestro país, así como acceder al mundo laboral. No obstante, durante el franquismo volvimos a ser privadas de todas nuestra libertades. Se nos dificultó la posibilidad de trabajar y volvimos a ser tratadas como paritorios andantes.
Estas últimas décadas hemos vuelto a estar en al frente del combate. Demostramos día a día que estamos igual de capacitadas que los hombres para trabajar, socializarnos, gobernar un país…, pero ante todo para OPINAR.

Por eso me sorprenden ciertas actitudes retrogradas y misóginas de personas que nos siguen viendo como embusteras, despiadadas, manipuladoras, y una vez más incapacitadas para ser dueñas de nuestras propias decisiones. Esas personas a las que me refiere no se conforman con hacer declaraciones obscenas y machistas, sino que también se dedican a crear blogs antifeministas como el siguiente: http://www.revolucionantifeminista.org/.
Sus manifiestos podrían haber sido sacados de manuscritos pertenecientes a siglos anteriores, por comentarios como el siguiente: “El feminismo es sociopatía. En su forma más grave y no recuperable es consecuencia de la incapacidad para la lógica y para la adaptación a la realidad producida por el deterioro y la mutación biológica que produce un defecto físico que limita la inteligencia y las capacidades cognitivas a parámetros no humanos.”

Ante semejante despilfarro de palabrería no nos podemos quedar calladas. Ahora, en pleno siglo XXI les quiero mandar un mensaje: “Somos y estamos igual de capacitadas que vosotros”. Y si no que intenten sobrevivir sin nosotras. No, no lo conseguirían. Al igual que nosotras tampoco podríamos sin ellos. Por eso les quiero hacer recapacitar y mostrarles que ninguno somos mejor ni peor que el otro, sino que debemos vivir juntos, para que unidos saquemos lo mejor de cada uno.
Y por último, me gustaría decirles que después de leer esto reflexionen y al llegar a casa pidan perdón a sus madres. Pues sin ellas no estarían aquí. Al igual que a sus mujeres, hijas, hermana, cuñadas, amigas, compañeras de trabajo…

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