lunes, 30 de marzo de 2009

Duelo intenso por la "Txapela".

Ayer, 29 de marzo, se vivió en el Atano III el Campeonato de Parejas más intenso y emocionante de los últimos años. Después de 28 partidos, 1.417 tantos, 2.571 minutos de juego, 22.468 pelotazos y 125 saques,ayer todos querían saber quién sería la mejor Pareja. Olaizola II-Mendizabal II, campeones el año pasado, defendieron el título ante Irujo-Goñi III, que sacaron la txapela en 2005 y salieron como favoritos. El duelo se batió entre cuatro “pelotaris” que ya habían sentido antes el tacto de la “Txapela” sobre sus cabezas., y tenían intención de volver a saborear el triunfo.Todos sabían lo que es una final, han pasado por ese trance en 22 ocasiones, han escuchado el ambiente atronador del Atano III en las grandes finales y sentido el calor y el ambiente del segundo día más grande de la pelotamano profesional de todo el año.

El partido se vivió con gran nerviosismo y participación desde muchos rincones, entre ellos, mi casa. Al comienzo del partido era capaz de controlar mi emoción y razonamiento, ya que la pareja por la que había apostado, es decir por Irujo y Goñi III iba ganando. Pero a medida que Aimar y Oier acortaban distancias el ritmo de mi corazón se aceleró hasta llegar a 200 por hora. En el frontón se palpaba el mismo ambiente, y la balanza de las apuestas se posicionaba una y otra vez a favor o en contra de una pareja.

Llegados al 21-21 intenté tranquilizarme, pero mis esfuerzos fueron en vano. Y creí morir de la agonía y del nerviosismo en el último tanto cuando claramente se vio que a Fernando se le escapó la pelota. Todos dimos el partido por finalizado con Aimar y Oier como campeones, cuando de repente sucedió el milagro. La pelota cayó por encima de la chapa, pillando por sorpresa a todos, en especial a los colorados, con lo que Juan Martínez de Irujo y Fernando Goñi ganaron el partido, y por consiguiente la tan deseada y merecida “Txapela”.

Con motivo de festejo se escucharon vítores de alegría provenientes del frontón, a la vez que mi “irrintzi” sonó en todo Uribe Costa. Había prometido echarlo si ganaban los de azul, y no me importó desentonar un poco. Por ello, la sensación de felicidad y satisfacción se lleno de mí, y espero que en siguientes finales se vuelva a repetir.

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